La nueva censura en redes sociales

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Vivimos en una época muy confusa. Jamás el ser humano había tenido acceso a tanta información, pero esto, en lugar de ser una ventaja, ha terminado convirtiéndose en un problema. Sin una clara virtud para discernir lo que es cierto de lo que no, lo que es útil de lo que es pura paja, no somos capaces de crear un filtro adecuado para no perdernos en ese mar de información que es Internet. Podemos estudiar una nuevo idioma, aprender programación o enterarnos de las noticias más relevantes que ocurren en el mundo… Pero preferimos perder el tiempo viendo vídeos sin parar en Instagram o Tiktok, sin preocuparnos demasiado de todo lo que ocurre ahí fuera. Y es que para preocupaciones ya tenemos nuestras propias vidas, con el trabajo, la familia, las presiones y el estrés. Cuando tenemos algo de tiempo libre solo queremos dejar de pensar. Desconectar. Suena irónico, porque estamos más conectados que nunca, solo para no pensar en lo que nos está ocurriendo en nuestra vida real.

Las redes sociales son el ejemplo perfecto de esa abstracción, de ese intento por evadirnos de una vida que no parece tan especial, en busca de algo mejor. Da igual si no es real. Da igual si es solo la parte más brillante de una existencia rutinaria. Tratamos de mostrar lo mejor de nosotros porque todo el mundo hace lo mismo. Porque queremos destacar y llenar nuestras fotos y textos de likes. La satisfacción de tener la atención de los demás, de obtener su valoración, nos lleva a veces a cruzar líneas que pueden ser peligrosas. E incluso a rebasar ciertos puntos que la propia red social entiende como censurables. Internet es un universo gigantesco donde cabe de todo, pero también hay una parte oscura. El anonimato nos permite insultar a gusto, detrás de perfiles falsos. Derramar opiniones que seguramente jamás mostraríamos a rostro descubierto. Incluso tratar temas polémicos de una forma más radical. Es entonces cuando la censura de la propia red social comienza a funcionar, bloqueando a usuarios, eliminando post y fotos, a veces con motivo y otras… ¿por puritanismo? En este artículo vamos a profundizar sobre la censura en redes sociales y cómo el mundo es hoy menos libre, a pesar de ser más abierto.

Un escaparate al mundo

Cuando una persona monta una tienda en la que vende ropa, por ejemplo, una de las cosas en las que más empeño pone es en crear un bonito escaparate para mostrar sus diseños al público. De esta manera es capaz de atraer con sus mejores prendas a los que van paseando simplemente por la calle, y se paran, atraídos por la belleza de esos diseños. En las redes sociales ocurre un poco igual. Son una muestra de lo que somos, por supuesto, pero muy sesgada y a veces hasta tergiversada. No en vano, muchas de estas redes cuentan con filtros que hacen que las fotos estén más bonitas, e incluso borran las imperfecciones del rostro. En la búsqueda de la belleza, por falsa que sea, hemos entrado en una carrera en la que ya no hay vuelta atrás. Solo queremos mostrar lo mejor, lo más hermoso, lo más llamativo.

La censura en Internet

Por normal general, esto no tiene que contravenir las reglas de las propias redes sociales. Al ser plataformas que permiten el acceso a personas menores de edad, las redes se cuidan mucho del contenido que se sube en ella. Al crearnos una cuenta estamos firmando precisamente un consentimiento sobre el entendimiento de esas normas, y las consecuencias por no cumplirlas. La censura como tal viene desde el mismo momento en el que firmamos ese contrato y estamos a merced de la plataforma. Sin embargo, hay personas que, conociendo esa normativa, la consideran injusta y pelean por evadirla. En otros casos, son simples comentarios u opiniones los que terminan siendo censurados, por detalles como incluir una palabrota o una expresión mal sonante.

Este tipo de censura está siendo muy criticada, ya que en ocasiones, estas expresiones pueden estar justificadas. Sin embargo, las redes entienden que el vocabulario malsonante nunca debe permitirse, incluso en un contexto de amistad entre dos contactos que simplemente se están saludando. La censura puede llegar también a las opiniones y los debates en Twitter o Facebook, donde hay personas que han sido bloqueadas solo por expresarse. ¿Son las ideas censurables? ¿Lo son las propias personas? Temas polémicos como la política, las vacunas o el feminismo han creado una gran cantidad de hilos con muchos comentarios al respecto. La censura, por parte de estas plataformas, puede afectar a todo tipo de perfiles. Sin embargo, jamás la opinión de una persona anónima pudo llegar tan lejos como en nuestro tiempo.

Desnudos, violencia y pornografía

Otro punto importante de la censura en redes, y este es incluso más polémico, es el que tiene que ver con el desnudo, el erotismo y la pornografía. En su momento, Internet creció muchísimo gracias precisamente a este tipo de contenido. A principios de los 2000 podíamos encontrar publicaciones eróticas en páginas incluso comerciales, de periódicos generalistas. Y es que las portadas de las revistas masculinas eran bastante explícitas con la desnudez, y no siempre se censuraban. Sin embargo, todo cambió con la llegada de las redes sociales y la “protección a los menores”. Al ser estas redes un lugar habitual de personas jóvenes, sus moderadores entendieron que no debían permitir este tipo de contenido, para no herir sensibilidades.

El porno es hoy en día más accesible que nunca a través de Internet, pero las redes sociales parecen haberlo apartado por completo de su contenido. Las pornstars y creadores de este tipo de vídeos se las arreglan para promocionar sus trabajos, aunque en muchos casos sus publicaciones también son censuradas precisamente por ser demasiado explícitas. Sin embargo, esto se lleva a un nuevo nivel cuando lo que se censura es una foto normal de una chica marcando pezones, o incluso una obra de arte, una pintura, en la que hay un desnudo. Al no tener un filtro específico para ello, Facebook e Instagram quedan en manos del famoso algoritmo, que pone el nivel muy bajo a la hora de permitir desnudez. Curiosamente, con la violencia no ocurre lo mismo, y los trailers de películas de acción con disparos, muerte y sangre, están más que permitidos.

¿Dónde están los límites?

Cuando pasemos por las redes sociales y vemos este tipo de censura, o cuando la sufrimos en primera persona, solemos pensar en dónde se ponen los límites para eliminar una publicación. ¿Es positivo bloquear a todo aquel que insulte o difame por redes sociales? ¿Supone también un insulto estar en contra de la opinión de una persona que claramente es intolerante? ¿No debería ser Internet un espacio abierto para todos, de manera que podamos debatir sobre cualquier tema sin cortapisas? Lo mismo ocurre con el tema de los desnudos y el erotismo. Estamos creando una sociedad hipersensible que seguramente sea incapaz de gestionar emociones como la frustración o actuar de manera realmente tolerante. Y eso es muy preocupante a estas alturas.