Rotoscopia, una forma primigenia de animar

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Cuando Peter Jackson presentó su versión de El Señor de los Anillos en su ya inmortal trilogía, a principios de siglo, muchos pensaron que había conseguido un milagro, porque la obra de Tolkien era literalmente inadaptable a la gran pantalla. Nadie se había atrevido a hacerlo… salvo por un animador Ralph Bakshi, que a finales delos 70 logró llevar a cabo la hazaña, con el beneplácito de la familia del autor. Era una adaptación bastante resumida en la que incluía hechos de la primera parte y la segunda, es decir, toda La Comunidad del Anillo y hasta la mitad de Las Dos Torres. El proyecto generó mucho entusiasmo pero también críticas mixtas, y el director no consiguió la suficiente financiación para rodar la segunda parte, por lo que se quedó con  un halo de proyecto maldito.

Una de las cosas en las que sí destaco  el filme era por el uso del rotoscopio, un artilugio utilizado en los albores de la animación, con el cual se grababan escenas con actores reales para luego ser copiadas y pintadas en el celuloide, para darle ese toque vistoso  y colorido de la animación. Aquella técnica ya había sido utilizada por Walt Disney en algunos de sus primeros clásicos, pero es cierto que luego se abandonaría, al ser algo más cara que la animación tradicional. Bankshi consiguió traerla devuelta, y desde entonces, han sido muchos los directores que la han utilizado, aunque en proyectos no tan importantes, como videoclips, anuncios o pequeños cortos. Nosotros te vamos a descubrir hoy todos los secretos de la rotoscopia, y porqué incluso actualmente se sigue utilizando.

Qué es la rotoscopia

La rotoscopia es la técnica a través de la cual se reemplazan fotogramas grabados en celuloide por otros calcados, solo que dibujados encima, para dar una imagen de dibujo animado. Esta técnica se lleva a cabo a través del rotoscopio, un artilugio inventado a principios del siglo XX que fue uno de los primeros utilizados para animar películas y cortos poco después. Al contrario que en la animación tradicional, donde se dibujaba cada fotograma por libre hasta realizar una secuencia, aquí la secuencia ya estaba ideada y grabada. Lo único que debían hacerlos artistas era convertir todo ese movimiento en algo animado a través de su dibujo. Así podían hacer que un actor de carne y hueso se convirtiera en un monstruo, por ejemplo, o en cualquier animal que quisieran. Ese calco se llevaba a cabo en una lámina de celuloide transparente que luego se añadía a la acción del celuloide original, o lo reemplazaba.

Una de las primeras formas de animar

La animación por rotoscopia fue una de las primeras fórmulas para traer a la vida a esos dibujos animados que saltaban normalmente de las viñetas de los periódicos, las llamadas tiras cómicas, para protagonizar sus primeros cortos. Así ocurría por ejemplo con el célebre personaje de Betty Boop, que tuvo sus primeros cortos animados gracias a esta técnica. En 1937, Walt Disney la utilizó para animar su primer largometraje, Blancanieves y los Siete Enanitos, una obra cumbre de la animación que resultó todo un éxito tanto en crítica como en taquilla. Disney consiguió animar así a los personajes de la película, creando los fondos de una manera artesanal y mezclando ambos dibujos para obtener el resultado deseado.

Poco después, la técnica también fue utilizada por la película Los Viajes de Gulliver, producida por Paramount. Disney siguió utilizando en muchas ocasiones este método en sus películas, para toda la animación o para una sola parte. De hecho, muchos han notado que algunos movimientos de personajes en distintas películas son exactamente iguales. Así podemos ver a Baloo, el oso de El Libro de la Selva, moverse sospechosamente igual que el zorro protagonista de Robin Hood. Esto ocurre por la utilización de esos mismos fotogramas en distintas películas. La rotoscopia permitía este método para cambiar unos personajes por otros fácilmente, al poder dibujar sobre esos fotogramas y cambiarlos posteriormente.

Cómo se realiza la rotoscopia

Aunque la técnica de utilización del rotoscopio se llama siempre de la misma manera, es cierto que encontramos distintas formas de aprovechar la rotoscopia dependiendo del resultado que queramos conseguir. La manera tradicional de utilizarla es grabar la acción con persona reales, para luego ir calcando esos fotogramas con los personajes que queramos colocar en la animación. Esto sirve sobre todo para darle un movimiento más fluido y real a la acción, algo que en su momento era muy apropiado, pero que con el tiempo, sorprendentemente, ha perdido vigencia. Viendo dibujos animados como los de Hanna & Barbera, uno simplemente quiere disfrutar de esa animación imposible y cartoon, en la que los personajes se mueven más allá de las leyes de la física.

De ahí que la rotoscopia también perdiese fuelle con el tiempo. El uso de este tipo de aparato siguió siendo útil en una segunda oleada, no tanto para animar personajes de dibujos, sino para realizar ciertos efectos especiales para películas antes de la llegada de los efectos por ordenador. Por ejemplo, los sables laser de Star Wars están dibujados, fotograma a fotograma, a la manera de la rotoscopia para cambiar las armas sin luz de los actores en el rodaje por esas imponentes y luminosas que vemos luego en la versión final. A veces la rotoscopia simplemente se utiliza para pequeños detalles, y otras para cambiar todo el fotograma, sobre todo en dibujos animados. El caso es que el método ha perdido muchísima vigencia ahora que los ordenadores lo han conquistado todo.

¿Sigue usándose a día de hoy?

Son muy pocos los directores y animadores que siguen utilizando hoy por hoy este método, por el simple hecho que resulta mucho más costoso y complicado que utilizar el  ordenador para realizar el mismo trabajo. Acostumbrados como estamos ya a la animación tradicional o incluso a la digital, ver hoy por hoy dibujos animados por rotoscopia nos provoca un efecto extraño. Sin embargo, eso es aprovechado por algunas producciones, como la serie Undome, que a través de este efecto nos introduce mucho más en una ficción con toques oníricos y muy psicológicos. Chico y Rita, otro filme de culto, también utilizó hace unos años esta técnica, obteniendo un resultado muy peculiar que dotó a la producción de un punto de originalidad que seguramente no habría tenido si hubieran optado por otro tipo de animación más habitual.